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  Postal III
 

Postal III

Exclusivo para enfermos mentales. Otra entrega de un juego que hace más de 10 años que alerta al mundo entero que los gamers son asesinos seriales en potencia. Violencia sin justificación y litros de sangre para que este tipo mate y no deje de matar. Con un pasaje de la primera a la tercera persona que le suma mil puntos y un nuevo motor gráfico que le da una nueva estética a la muerte desquiciada, Postal 3 promete transformarse lentamente en un juego de culto.
¿El fin justifica los medios?


Fucking Good huh?                        

Antes de empezar siquiera a hablar del juego, la idea de referirnos a la tercera parte del Postal (título que ya lleva más de diez años dando vuelta por el mercado) produce cierto cosquilleo incómodo tanto para mí como periodista como para usted (señor enfermo de videojuegos de violencia injustificada y que sacan a relucir lo que en realidad gustaría hacerle a su jefe, profesor o novio de la chica que tanto nos gusta pero que ni nos registra por estar con aquel otro estúpido).

Esta bien que esa sensación incómoda se presente en nosotros, es más, creo que ese fue el verdadero objetivo de los desarrolladores del juego. Se buscó desde un principio provocar en el jugador al afloración de los instintos animales más salvajes, se nos quiso extirpar toda clase de piedad a la hora de la sentencia final, nos transformamos en monstruos sedientos de sangre sin motivo… En este punto es en donde este artículo se va a detener un momento. Porque esta bien clara la propuesta que Running With Scissors (empresa desarrolladora de esta locura) nos hará a partir del 30 de Octubre de este año: el Postal 3 nos dará nuevamente la posibilidad de entregarnos a la violencia sin sentido.
Este punto es el más interesante y simple. Pensemos en la base de todo shooter: matar. Entonces el Postal es claro en su consigna: mate. Lo llamativo es que todo juego de disparos, por básico que sea, tiene una mínima historia que contar. El Postal 3 se basa, al igual que sus predecesores, en partir desde el concepto madre y punto. El gamer mata y punto, si quiere no mata y punto también.

Postal 3 paso de la primera a la tercera persona (táctica clave en esta época en donde son furor los juegos en donde vemos a nuestro personaje correr delante nuestro) mezclando la posibilidad de matar con la de destruir todo lo que se encuentre a nuestro alcance sin seguir ninguna línea narrativa específica. El jugador se crea su propia historia.


             

Ahora bien, uno puede pensar que la carencia de una historia difícilmente cree un juego adictivo, pero por qué no imaginar también un juego que seduzca desde la base de darnos la libertad de caminar nuestro propio destino (me puse poético). Si bien hay novelas conmovedoras en el mundo de los videojuegos como el drama que atraviesa el título Max Payne (un juego de palabras interesante: “Máximo dolor”, aunque se escriba Pain, sin “y”) o clases de la historia universal reflejada en títulos como el Medalla de Honor (en cualquiera de sus muchas versiones), esto no impide que existan juegos como el Postal 3 donde el fin de matar y destruir todo sea el motor mismo del juego. Sin duda se valora la investigación y el desarrollo estructural, dramático y narrativo de los impecables guiones que podemos ver en juegos como el Call of Duty 4, pero le damos una palmada en el hombro a estos experimentos donde podemos pensar libremente que no todo debe tener un sentido.
 
   
 
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